miércoles, 17 de octubre de 2012

La década de 1960


8. La década de 1960

1.- La era de Kennedy,  1961-1963

La elección de John F. Kennedy en 1960 significó un giro radical en la historia de la posguerra americana. En tanto que su contrincante republicano, el vicepresidente Richard M. Nixon, insistía en las realizaciones pasadas de la administración Eisenhower, Kennedy miraba al futuro y hacía hincapié en la necesidad de renovación. Aunque su llamamiento en favor de vigorosas reformas internas no fuese acogido calurosamente por el Congreso, Kennedy inició su programa de la New Frontier, que sería completado y ampliado por su sucesor, Lyndon Baines Johnson(1963-1969). Su reafirmación del compromiso americano en el sudeste asiático, asumido y aumentado  después por Johnson, llevó posteriormente a la derrota militar y a los conflictos internos y a la actual división de la población americana.

El nuevo estilo de trabajo del ejecutivo se puso inmediatamente de manifiesto con la formación del gabinete. En tanto que la administración Eisenhower tendía a representar exclusivamente los intereses de los empresarios, la administración Kennedy suponía un equilibrio entre los distintos intereses políticos, regionales y económicos. En sus maneras y en sus métodos Kennedy se asemejaba mucho Franklin Delano Roosevelt y, como éste, muy pronto se ganó los corazones de los americanos, y en particular de los jóvenes.

Sin un mandato popular para realizar la reforma, Kennedy tuvo que enfrentarse también en el Congreso con una coalición reforzada de demócratas conservadores y republicanos que bloquearon la mayor parte de su programa legislativo. Sus mayores éxitos los alcanzó desarrollando los proyectos ya aprobado por el congreso y no introduciendo otros nuevos.

El principal problema que tenia planteado América en 1961 era la recesión económica, que en febrero de aquél año alcanzó su punto culminante. El índice de desempleo era superior al 8%, con una cifra de parados de mas de 5 millones, de los que una parte importante llevaban largo tiempo en aquella situación de inactividad como consecuencias de la mecanización y automación de la industria.

En un primer momento, Kennedy recurrió a los métodos convencionales para lograr la recuperación económica. Inmediatamente después de su mensaje al Congreso sobre la situación económica, en febrero de 1961, fueron aumentadas las prestaciones de la seguridad social y el salario mínimo subió de un dólar a 1.25 dólares la hora. Mas de 4 millones de trabajadores se sumaron a los 23 millones que se beneficiaban ya de las disposiciones relativas al salario mínimo.

Las medidas Keynesianas adoptadas por Kennedy tuvieron un éxito relativo y hasta 1965, tras 4 años de auge interrumpido, el producto nacional bruto americano creció a un ritmo del 3.6% anual. Pero a pesar de la evidente expansión económica, el nivel de paro seguía siendo alto y los precios no dejaban de subir. Subsistían, además, importantes sectores de la población sumidos en la pobreza.

El temor a tropezar asimismo con la oposición del legislativo, obligó a Kennedy a enfocar el tema de los derechos civiles con especial cuidado. Durante su campaña electoral, se había comprometido a tomar una serie de medidas a favor de los negros, pero una vez en el poder tendió a confiar mas en los tribunales que en la legislación, a apoyarse mas en el ejemplo del ejecutivo que en la acción del congreso.

Como tantos otros, el proyecto de ley sobre derechos civiles quedó estancado en el congreso hasta después de la muerte del presidente. El asesinato de Kennedy en Dallas puso fina  una etapa de esperanza y expectativas y sumió a la nación en duelo. Como reacción frente a estos horribles acontecimientos, los contemporáneos de Kennedy tendieron a  hacer su panegírico pasando por alto el hecho de que sus realizaciones fueron mas bien escasas.  La difícil tarea de traducir sus promesas en realidades y de confrontar las esperanzas con las reformas recayó sobre su vicepresidente, Lyndon Johnson.


2.- La guerra contra la pobreza y la Gran Sociedad

Lyndon Johnson se hallaba extraordinariamente bien preparado para asumir la tarea que le había sido legada por Kennedy. Su innegable destreza unida al impacto emocional producido por la muerte de Kennedy hizo posible que un solo año fuesen aprobadas mas leyes por el Congreso que en los 3 en que Kennedy estuvo al frente del ejecutivo. Su elección no sólo le proporcionó un aplastante mandato popular sino que se tradujo en una amplia mayoría demócrata en el Senado y en la Cámara de Representantes, y en la quiebra, siquiera fuese temporal, de la coalición de los demócratas conservadores y los republicanos.

Otra de las grandes preocupaciones de la administración Johnson fue la salud y la educación. A lo largo de sus 5 años de presidencia, fueron aprobadas 70 leyes sobre educación y 40 relativas a cuestiones sanitarias. Los gastos federales en educación pasaron de 2’300 mdd a 10’800 mdd, y los de naturaleza sanitaria, de 4’100 mdd a 13’900 mdd.

En el terreno educativo, el objetivo prioritario de la reforma fue la ayuda a los pobres y la igualdad de oportunidades educativas. La ley de enseñanza superior, aprobada el mismo año facilitaba becas federales a los estudiantes necesitados y concedía asimismo ayudas adicionales para la construcción de aulas y bibliotecas en los colegios e instituciones docentes mas pequeños.  Se había logrado finalmente la intervención federal en la sanidad y en la educación, en gran medida gracias a la iniciativa de Johnson.

La administración Johnson asumió asimismo un papel directo y decisivo en la ayuda a los afroamericanos. Johnson consiguió que el Congreso aprobara en 1964 el proyecto de ley de derechos civiles de Kennedy. Además de garantizar a los negros protección para el ejercicio del derecho  de voto y de prever las medidas necesarias para terminar con la segregación racial en las escuelas, prohibía la discriminación en todos los lugares y establecimientos públicos; por otra parte,  tanto los sindicatos como los empresarios, fueron  requeridos para que pusieran fin a sus prácticas discriminatorias y se tomaran las disposiciones necesarias para cortar los fondos federales donde subsistiera la discriminación.

En otros terrenos, la reforma se había estancado en 1967. Como consecuencia de las elecciones para el Congreso de 1966, había reaparecido la coalición conservadora de demócratas del Sur y republicanos del medio Oeste, opuesta a toda nueva legislación en materia de bienestar social, al tiempo que el congreso comenzaba a reafirmar su autoridad frente a la del Presidente.

Por otra parte, aún cuando la administración Johnson hizo muchas cosas dignas de alabanzas, la multiplicidad de sus medidas era frente de problemas y despilfarro; en muchas ocasiones, la ley no tenía nada de censurable, salvo que llegaba con 20 años de retraso. Pero la principal razón del fracaso de la Great Society fue que esta hubo de ser sacrificada en aras de costosa guerra en el Sudeste Asiático. A la postre, la guerra de Vietnam no solo paralizó las reformas sino que también puso fin al papel dirigente del partido Demócrata, sumiendo al país en una profunda división.

3.- Vietnam: el fracaso de la política exterior y sus consecuencias.

La participación de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam fue en muchos aspectos el resultado inevitable de la política exterior americana tras la segunda guerra mundial. Al contemplar la política internacional exclusivamente en términos de una lucha entre el comunismo y la democracia, los estrategas americanos no solo pasaban por alto la existencia de diferencias culturales y étnicas, sino que consideraban a todas las sociedades como una sociedad americana en embrión.

El intento del gobierno soviético de estacionar misiles en Cuba dio lugar a una grave crisis en 1962. Sólo el tacto de Kennedy logró evitar una confrontación violenta entre las 2 superpotencias, y tan pronto como persuadió a los rusos para que retiraran sus proyectiles de la isla se esforzó por mejorar las relaciones con la potencia comunista. El tratado de supresión de pruebas nucleares contribuyó también a reducir las tensiones de la guerra fría. Simultáneamente Kennedy aumentó los gastos militares y en el Sudeste Asiático, rechazó la postura neutralista inclinándose por la intervención militar. Kennedy decidió enviar las primeras tropas combatientes americanas a Vietnam del Sur a fin de que respaldaran el régimen decrépito de Diem. Aún cuando confiase en una solución política del conflicto, afectaba totalmente la teoría del dominio y la política de contención.

El apoyo al régimen anticomunista de Vietnam del Sur originó la escalada del compromiso americano en la guerra. En 1964, Johnson consiguió la aprobación por el Congreso de una resolución que le concedía poderes prácticamente ilimitados. Los ataques aéreos contra Vietnam del Norte se iniciaron en 1965, y 3 años mas tarde el tonelaje total de bombas allí arrojados superaba el lanzado por todas las fuerzas aéreas aliada en la Segunda Guerra Mundial.

Cuanto mas se prolongaba la guerra, mas profundos eran sus efectos sobre la sociedad americana. En 1967, Johnson solicitó una subida de los impuestos del 10%, el Congreso la rechazó a menos de que redujera también los gastos en el interior; el Presidente se opuso y el Congreso denegó la subida de impuestos sin dejar por ello de comenzar a restringir los fondos con destino a los programas de política interior. La inflación se desató, anulándose de este modo los anteriores esfuerzos por ayudar  a los mas pobres.

Las consecuencias psicológicas de la guerra tuvieron tanto alcance como sus efectos económicos. Los continuos engaños y verdades a medias de la administración Johnson resquebrajaron la confianza popular en el gobierno; las acusaciones de agresión contra Vietnam del Norte y las pretensiones de victoria, crearon un foso de incredulidad entre el pueblo y sus dirigentes. Fue el éxito de la ofensiva vietnamita del Tet en 1968, pocas semanas después de que el comandante en jefe de las tropas americanas, General Westmoreland, hubiera hablado de victoria en términos optimistas, lo que acabó con lo poco que quedaba de la credibilidad de la administración Johnson.

Los triunfos de los vietnamitas debilitaron también la confianza de los americanos en ellos mismos, obligándoles a interrogarse acerca del tan arraigado supuesto del papel de América en el mundo. A medida que la oposición a la guerra iba creciendo en el interior de los Estados Unidos, cundía la desmoralización entre las fuerzas americanas estacionadas en Vietnam.

El coste de la guerra, tanto en hombres como en dinero, alentó la oposición antibélica. A la vista de los éxitos alcanzados por McCarthy y por Kennedy como candidatos pacifistas en las elecciones primarias demócratas, y el creciente clamor popular contra aquellas, Johnson anunció el fin de los bombardeos sobre Vietnam del Norte. También declaró en un discurso televisado su intención de abandonar la presidencia. Entre tanto, los divididos demócratas se avinieron a presentar la candidatura del Vicepresidente Hubert Humphrey  frente a Richard Nixon, elegido por los republicanos. Nixon triunfó en unos comicios en los que solo participó el 60.7% de los electores, por un margen de 500 mil votos. Esta victoria electoral se debió en parte a su promesa de poner fin rápidamente a la guerra. Pero las fuerzas americanas no serían retiradas sino tras 4 años mas tarde de enconada lucha y de una creciente división en el seno del país.


4.- La sociedad americana en la década de 1960.
La década de 1960 se caracterizó por su marcado contraste con la década anterior. Aun cuando se mantuvo la prosperidad general de la época de Eisenhower, la voluntad de cambio de Kennedy y de Johnson alentó la crítica y el análisis de los males de la sociedad americana. Los intentos de introducir mejoras reales en las relaciones interraciales y en el bienestar social no hicieron mas que intensificar el clamor de la rebelión ideológica.

A pesar de ello, persistían muchas de las corrientes visibles en la década de los 50’s. La población americana seguía creciendo rápidamente, aumentando en 24 millones en el espacio de 10 años y rebasando la cota de los 200 millones, aún cuando la tasa de crecimiento disminuyó a partir del 65, y el índice de natalidad cayó del 24 por mil en 1960 al 18 por mil en el 70.

Esta población en expansión, y por lo general mas sana, seguía disfrutando de gran movilidad. Solamente entre 1965 y 1970, el 47% de las familias americanas se había mudado de casa. Estas migraciones se ajustaban a las pautas ya conocidas: de las zonas rurales a las urbanas y del centro ciudad a las zonas residenciales urbanas.

La política expansionista de Kennedy y Johnson tuvo éxito en la medida en que la década de 1960 no se produjo ninguna recesión. El producto nacional bruto pasó de 503 mmdd en 1960 a 976 mmdd 10 años más tarde, y la renta anual media de las familias americanas creció de 5660 dólares en 1959 a 9590 dólares en el 69. Los programas de la guerra contra la pobreza habían ayudado a algunos de ellos, pero en modo alguno a la totalidad. Además, aquellos programas fueron recortados drásticamente a raíz  de la elección de Nixon. Los esfuerzos del nuevo presidente por equilibrar el presupuesto mediante una reducción del gasto federal coadyuvaron también a la recesión; el Producto Nacional Bruto experimentó una contracción y el desempleo aumentó de 3.3% a finales de 1968 al 5.8% en 1970. Se terminaba así un largo período de expansión irrumpiendo un rápido proceso inflacionista que devaluó el dólar en más del 8% en menos de 2 años.

La administración Nixon (1969-1974) adoptó una política de enfrentamiento con los manifestantes contrarios a la guerra y con los militantes negros, frenó el proceso de integración racial en las escuelas y atacó a los beneficiarios del seguro de desempleo y de la ayuda social acusándolos de holgazanes. El tándem Nixon-Agnew fue reelegido en 1972 por una gran mayoría.


miércoles, 10 de octubre de 2012

De la guerra mundial a la sociedad de la abundancia.


7.- De la guerra mundial a la sociedad de la abundancia, 1941-1961.


I. El fin del New Deal y el impacto de la guerra sobre la sociedad americana.

Hasta fecha relativamente reciente los historiadores han ignorado casi por completo el impacto de la segunda guerra mundial sobre la sociedad americana, centrando su atención sobre los aspectos militares del conflicto o sobre las cuestiones de política exterior que planteó.

Cuando el conflicto estalló en Europa en 1939, seguían sin empleo 10 millones de americanos y aunque los organismos del New Deal continuaban funcionando, se había agotado ya el impulso reformista. Por aquel entonces la reforma social estaba muriendo a manos de una sólida coalición conservadora en el congreso. Simultáneamente, la situación europea obligaba tanto al presidente como a los ciudadanos a desviar su atención hacia la política exterior. Los Estados Unidos habían movilizado su industria y sus fuerzas armadas incluso antes de 1941. En septiembre de 1940 fue aprobada la primer ley sobre servicio militar obligatorio en tiempos de paz y las fuerzas armadas empezaron a reformar sus efectivos, habilitándose 100 nuevos campamentos militares.

Aun cuando el gobierno americano era oficialmente neutral, Roosevelt estaba firmemente decidido a ayudar a Gran Bretaña; la Carta del Atlántico, de agosto del mismo año, no fue sino una declaración conjunta de los objetivos de guerra británicos y americanos. Los americanos esperaban entrar en guerra y estaban parcialmente preparados para ello; aunque el modo en que empezó el 7 de diciembre de 1941 les sorprendiera. A partir de aquel momento, lo sucedido fue muy similar a lo que aconteció en Gran Bretaña. El gobierno fue aumentando sus poderes a fin de controlar al máximo el esfuerzo bélico y movilizar a la población para una guerra total.

Al compás del rápido crecimiento de los nuevos organismos gubernamentales y de la concentración en el esfuerzo bélico, la importancia de los organismos del New Deal fue disminuyendo. En gran parte, el New Deal ya no era necesario; el crecimiento de la industria de armamentos y de las fuerzas armadas significaba que ya no se trataba de encontrar puestos de trabajo para los hombres, sino hombres para los puestos de trabajo. Pero si el conflicto logró acabar con el paro, también retrasó, e incluso desvirtuó, importantes reformas sociales.

A pesar de que algunos liberales mantenían que el mejor modo de ganar la guerra consistía en llevar más adelante las reformas, pues así merecería mas la pena defender América, Roosevelt y sus colaboradores dieron prioridad a otros procedimientos más directos. El congreso, por su parte, no cedió a los intentos de reforma de la seguridad social y del seguro de desempleo, llegando incluso a congelar el volumen de la contribución de la seguridad social, aplazando así un aumento que ya estaba previsto.

Para el obrero industrial, el beneficio más evidente de la guerra fue la creación de puestos de trabajo. En 1943 el paro se había reducido a la cifra de 800’000 personas y quienes disfrutaban de un empleo trabajaban y ganaban más que nunca. Si hubieron de transcurrir cuatro años hasta alcanzar el pleno empleo, parece razonable pensar que sin el estímulo de la guerra este plazo habría sido aun mas largo; la guerra triunfó allí donde el New Deal parecía haber fracasado.

A pesar de que un sector considerable de la población seguía percibiendo unos ingresos muy bajos, hacía mucho tiempo que los americanos en su  conjunto no disfrutaban de un nivel de vida semejante. El subsiguiente crecimiento de su poder adquisitivo se produjo en un momento en que se disponía de menos artículos de consumo,  y esta situación provocó fuertes tensiones inflacionistas.

Aunque parezca paradójico, la escasez y el racionamiento  contribuyeron también a la transformación de los Estados Unidos en una sociedad mas igualitaria.

Los sindicatos tuvieron que hacer concesiones; durante el período de emergencia fueron ignoradas las disposiciones relativas a la limitación de la jornada de trabajo. En febrero de 1943, Roosevelt decretó un mínimo de 48 horas semanales para los obreros de las fábricas de municiones, si la jornada semanal media se prolongó hasta 45 horas en ciertas industrias llegó a ser de cincuenta o sesenta.

Alentados por las necesidades de la industria militar, los movimientos migratorios de l campo a la ciudad y del sur al norte y al oeste experimentaron una fuerte aceleración durante la década de 1940. Pese  a que estas migraciones  discurrían por unos cauces establecidos desde hacía ya  unos 20 años eran muy escasas las zonas  urbanas en condiciones de absorber las tasas de crecimiento sin precedentes de la guerra. El problema mas acuciante fue el de alojamiento de los recién llegados; el número de propietarios de inmuebles aumentó de hecho durante la guerra de 15 millones en 1940 a 20 millones en 1945,pero no todo el mundo estaba en condiciones de adquirir una vivienda incluso aunque dispusiera del dinero necesario para ello.

No cabe duda que la guerra tuvo consecuencias buenas y malas sobre la estructura social de los Estados Unidos. Por una parte, llevó consigo un pleno empleo relativo, una redistribución de las rentas, una mayor prosperidad y una urbanización acelerada; pero, por otra, contribuyó a la súper población de muchas zonas industriales, a la escasez de viviendas, a una insuficiente escolarización, al auge de la delincuencia juvenil y a la perturbación de la vida familiar.

II. Mujeres y otros grupos no privilegiados.

Si la guerra afectó de una u otra forma a la totalidad de los americanos, para los grupos minoritarios fue un período  de particular trascendencia.

Tres millones de mujeres, que en circunstancias normales habrían permanecido en sus hogares, los abandonaron para ir a trabajar; el número de mujeres empleadas pasó de 12 millones a más de 16 millones, que paulatinamente fueron desempeñando tareas tradicionalmente reservadas a los hombres.

Los efectos de la guerra se dejaron sentir también sobre grupos étnicos y raciales minoritarios  de América, que participaron así de algunos de sus beneficios. A diferencia de lo que ocurría en la primera guerra mundial, durante la segunda no se produjeron ataques histéricos contra los americanos de origen alemán o italiano; tan solo 3000 alemanes y 85 italianos fueron considerados suficientemente peligrosos como para justificar su detención.

La gran excepción, sin embargo,  fueron los extranjeros de origen japonés, concentrados en su mayoría en la costa occidental. El temor al espionaje y a los actos de sabotaje, unido a un evidente racismo y al resentimiento económico, llevó al pueblo y a las autoridades de California a solicitar el traslado de los japoneses. En febrero de 1942, el Presidente Roosevelt accedió finalmente a estas demandas promulgando una orden por la que se autorizaba al ejército a señalar determinadas zonas militares de las que podían ser excluidas algunas o todas las personas. Más de 110’000 japoneses, muchos de ellos nacidos en América fueron reunidos y llevados a campamentos en las regiones desérticas de Arkansas, Utah, Arizona y otros estados.

Los americanos de origen mexicano eran discriminados desde hacia largo tiempo tanto en la costa occidental como en el sudoeste; al igual que los negros americanos eran segregados, insultados y forzados a realizar los peores trabajos, pero a diferencia de los japoneses habían sido incapaces de crear las bases de una estructura económica urbana. Las necesidades de mano de obra para las fuerzas armadas provocó que ellos pudieran disfrutar por primera vez de un empleo en la industria, de tal forma que si en 1941 no había un solo obrero mexicano en los astilleros de Los Ángeles, en 1944 era superior a 17’000; esto gracias al acuerdo hecho entre el gobierno de México  y los Estados Unidos, que permitía la importación de trabajadores con destino a la industria de guerra, pudo el gobierno americano adoptar determinadas disposiciones en cuanto a la reglamentación de sus salarios y condiciones de empleo lo que les permitió alcanzar el nivel de vida americano mínimo.

Para los 13 millones de negros americanos la experiencia fue muy similar: avances en algunos terrenos entremezclados de violentas explosiones de tensión racial. La depresión había afectado a los afroamericanos debido a su condición  de ciudadanos de segunda clase, lo que implicaban que eran los últimos contratados y los primeros despedidos. El porcentaje de negros en paro era aproximadamente el doble de los blancos.

No cabe duda que durante los años de guerra, los negros hicieron importantes avances sociales, económicos y políticos, a pesar de los evidentes indicios de creciente tensión social, hasta el punto de que a menudo la violencia no era sino resultado de los progresos efectuados.

III. Los problemas de la posguerra: Reconversión, Conservadurismo y Fair Deal.

La totalidad de los americanos, pero en particular los grupos minoritarios, esperaban al  fin de la guerra con cierta ansiedad, muchos de ellos temían la vuelta al desempleo masivo ante la perspectiva de una súbita y masiva desmovilización unida a un drástico descenso de la producción.

Son varias las razones que explican esta transición comparativamente indolora de la guerra a la paz. Una de ellas fue la rápida reconversión de la producción de material de guerra a la de artículos de consumo, alentada por las reducciones de impuestos y la supresión de controles y el mantenimiento de un elevado nivel de gastos gubernamentales.

El verdadero problema de la posguerra fue la inflación, no la depresión. Bajo la presión del Congreso, en 1946 el Presidente Truman suprimió a regañadientes la totalidad de los controles de precios, a excepción de los que recaían sobre los alquileres, el azúcar y el arroz.

Aun  cuando la segunda guerra mundial no fue seguida de un estallido de histeria y de xenofobia de la intensidad del de 1918-19, había signos evidentes de creciente intolerancia y conservadurismo.

Truman alcanzó inesperadamente una considerable victoria sobre su contrincante republicano en las elecciones de 1948, y lo hizo con la ayuda, entre otras, de la mayoría de los votantes negros. El Presidente interpretó su victoria como un mandato popular a favor del liberalismo y como un rechazo del conservadurismo del Congreso. Truman presentó al Congreso un programa legislativo destinado a llevar adelante el New Deal y a dar a todos y a cada uno de los americanos un Fair Deal, un trato justo. Las medidas del Fair Deal comprendían una legislación sanitaria a escala nacional, una ley de derechos civiles, disposiciones relativas a la construcción estatal de viviendas, subsidios agrícolas y controles de precios y de salarios.

La coalición que se había formado en el Congreso entre los republicanos y los demócratas conservadores reaccionó alarmada contra las propuestas del presidente, al que acusaron de pretender aumentar la autoridad a costa de los estados y recurrir a métodos totalitarios. El Congreso bloqueó el proyectado plan de subsidios agrícolas y también el de seguro de enfermedad. A pesar de todo, Truman consiguió elevar el salario mínimo de 40 a 75 centavos por hora. En 1949 el Congreso promulgó también una ley de la vivienda que preveía la construcción de 800’000 viviendas financiadas por el estado. No fue sólo en 1949 el año de las dificultades legislativas de Truman, sino también aquel en que se produjo la primera recesión grave desde el final de la guerra; una reducción de los impuestos, con el consiguiente aumento de los gastos de consumo, atajó este descenso pero factor de mayor influencia en la recuperación fue el incremento del gasto estatal resultante del comienzo de la guerra en 1950.

IV.- La guerra fría, la guerra de Corea y el McCarthysmo.

Una de las consecuencias más importantes de la segunda guerra mundial fue la conversión de los Estados Unidos de una gran potencia en la gran potencia. En tanto que los restantes participantes habían quedado devastados por el conflicto, los Estados Unidos sufrieron perdidas insignificantes. El pueblo americano era más rico y estaba mejor alimentado que cualquiera de los pueblos europeos, al mismo tiempo, América era la más poderosa potencia militar del mundo.

Solamente los Estados Unidos podían llenar el vacío de poder producir en el panorama político por la división y el debilitamiento de Europa y la extensión de las fronteras de la URSS; pero los americanos carecían de una clara visión de lo que significaba su nuevo papel, por lo que transformaron el anticomunismo dentro y fuera de sus fronteras en una ideología, surgiendo así la guerra fría.

El gobierno americano abandonó deliberadamente la política de colaboración con la URSS, rechazó la noción de esferas de influencia en Europa Oriental y trató de imponer el concepto de democracia americano con el fin de aumentar su propio poder político y económico. Rusia, debilitada por la devastación de la guerra y más preocupada por su seguridad que por la expansión, temía que América se empeñara en una política de dominación ideológica y militar; los americanos, y la mayoría de sus aliados europeos, pensaban que la URSS pretendía la ruina del capitalismo y la imposición del comunismo en todo el continente. El temor sirvió de base a la guerra fría y su prolongación.

En 1950 con ocasión de la invasión de Corea del Sur desde el Norte, Truman envió tropas americanas al mando del general Mac Arthur para auxiliar a los surcoreanos; a ellas se unirían más tarde fuerzas de las naciones unidas en una guerra que había de prolongarse por espacio de 3 años.

El paso de la guerra fría a la caliente de Corea contribuyó a crear una atmosfera en la que las acusaciones indiscriminadas de McCarthy no sólo tuvieron audiencia sino incluso respaldo popular.

El fin de la guerra de Corea, en julio de 1953, restó mucho impulso a McCarthy. Sus ataques contra el supuesto espionaje en las fuerzas armadas, en diciembre de 1953 y enero de 1954 fueron televisados, lo que precipitó su caída; en diciembre de 1954, el Senado le censuró por su conducta acabando así con su carrera. Murió en 1957.

V.- Eisenhower y el conservadurismo de la década de 1950.

La estrecha cooperación entre el gobierno y las empresas, que se había desarrollado durante la segunda guerra mundial se intensificó durante la administración Eisenhower. La mayoría de los miembros del gabinete eran hombres de negocios. Habida cuenta de las estrechas relaciones entre los industriales y el gobierno, a nadie sorprendió que la administración favoreciera a los empresarios. Los impuestos que gravaban a las grandes compañías fueron reducidos en 1954.

VI.- Los orígenes del nuevo movimiento a favor de los derechos civiles en la década de 1950.

La elección de Eisenhower en 1952 y el final de la guerra de Corea un año mas tarde marcaron el fin de una era en materia de derechos civiles y el comienzo de otra. En la línea de sus anteriores sentencias, el Tribunal Supremo proclamó en 1954 que la segregación en las escuelas públicas era anticonstitucional; un año después ordenaba que la integración en las escuelas había de efectuarse con la mayor rapidez posible.

La explosión de protesta de los negros significó un cambio radical en la imagen que los afroamericanos tenían de si mismos y del lugar que ocupaban en América. En vez de esperar pasivamente la reforma, ahora la exigían. Su actitud hizo de las relaciones raciales una cuestión que ningún partido podía desconocer.

VII.- La sociedad americana a mediados del siglo XX.

Para América, los años 50 fueron años de paz y de relativa tranquilidad. Las transformaciones provocadas o aceleradas por la segunda guerra mundial se afirmaron a partir de 1945, al tiempo que algunos factores exteriores contribuían a los progresos económicos y sociales de los Estados Unidos.

Uno de los cambios más espectaculares se produjo en la población. En 1940 contaron con 123 millones de habitantes y en 1960 con 179 millones. La razón de esta sorprendente expansión era simplemente el crecimiento del índice de natalidad y la disminución del índice de mortalidad.

Eran cada vez más numerosos los que abandonaban el campo por la ciudad. En 1960, un 70% de la población vivía en las grandes ciudades. Muchas grandes ciudades comenzaron a extenderse, fundiéndose unas con otras; en 1960 se habían configurado 3 áreas urbanas bien definidas: Chicago-Detroit, Boston-Washington-Nueva York y San Francisco-Los Ángeles.

Los cambios producidos en la post-guerra trajeron también consigo numerosos inconvenientes. La automación desplazó de la industria a muchos obreros que, carentes de cualificación, tuvieron dificultades para encontrar nuevo empleo, más de un millón de trabajadores perdieron su puesto de trabajo.
La segunda guerra mundial acabó con la depresión, creando las bases de la prosperidad de los tiempos de paz. Muchos de los acontecimientos causados por la guerra se prolongaron una vez terminado el conflicto. El mandato de Eisenhower fue una etapa en la que se consolidaron los avances del pasado y se redujeron las tensiones.  Si los años 50 fueron años de prosperidad, también lo fueron de aplazamiento.

lunes, 8 de octubre de 2012

OTAN y el Pacto de Varsovia


OTAN y el Pacto de Varsovia



LA OTAN Y EL PACTO DE VARSOVIA: Durante la llamada “guerra fría” se dio un enfrentamiento entre los dos grandes bloques que dominaban el mundo. La articulación de la política del bloque Occidental, estuvo determinada por la “Organización del Tratado del Atlántico Norte (North Atlantic Treaty Organization) liderada por los Estados Unidos.

La OTAN se formó el 4 de abril de 1949, en Washington y estaba integrada inicialmente por Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Francia, Dinamarca, Portugal, Islandia, Luxemburgo, Italia, Países Bajos y Noruega. Más tarde, en 1952, se sumaron Grecia y Turquía y en 1954, Alemania Federal.

El objetivo que se proclamaba, era la defensa de las “libertades democráticas” a través de una estrecha colaboración desde la política y la economía entre todos los países miembros del tratado. Al principio, la propuesta era que su duración no se extendería más de veinte años pero su protagonismo indudablemente dura hasta nuestros días.

Por su parte, el Pacto de Varsovia (imagen), aglutinaba a aquellos países que se integraban al bloque soviético. El mismo, se firmó el 14 de mayo de 1955 en la capital de Polonia e integró a ésta con la Unión Soviética, Albania, Bulgaria, Hungría, Rumania y Checoslovaquia, mientras que en 1956 se incorporó Alemania Oriental.

Los objetivos del pacto, eran colaborar entre sí en la ayuda militar en caso de agresiones armadas contra algunos de sus integrantes. Era en realidad, una respuesta a la formación de la OTAN, pero también tenía como misión la consulta entre los países miembros sobre los problemas de seguridad y de política internacional en general.

La OTAN y el Pacto de Varsovia, resultaron dos grandes alianzas ante la posibilidad de un enfrentamiento bélico en Europa. Además, era casi la única salida que tenían algunos países para llevar adelante una carrera armamentista, junto con los planes nucleares y espaciales, sin condicionar sus respectivas economías.

Ahora bien, en el aspecto económico, significó la posibilidad de algunos países de permanecer en el ámbito de poder de las superpotencias, pero al mismo tiempo implicó una importante pérdida de sus soberanías en el plano político y militar. Las decisiones de los países miembros estaban muy condicionados por las directivas de sus respectivas alianzas.

Estados Unidos ejercía el poder hegemónico dentro de la OTAN, su presidente, era quien nombraba directamente al Comandante Aliado Supremo en Europa, que era la máxima autoridad militar de la alianza. Ese cargo, siempre fue ocupado por un general norteamericano, con lo cual los ejércitos de cada país eran controlados por la potencia más importante. Lo mismo pasaba en el Pacto de Varsovia, la Unión Soviética era el país líder del cual se desprendían todas las decisiones.

A su vez, la necesidad de ambas alianzas de mostrarse unidas ideológicamente frente al enemigo, llevaba a que los condicionamientos, no sólo en asuntos políticos y militares sino también en la economía.

Estas limitaciones de las soberanías de los estados miembros generaron diversos problemas. Francia, en 1958, se negó a poner a disposición de la OTAN su flota, e Inglaterra discutió con Estados Unidos, en 1963, por la formación de una fuerza conjunta con misiles atómicos, cuyo riesgo afectaba a los países europeos.