7.- De la guerra mundial a la sociedad de la
abundancia, 1941-1961.
I. El fin del New Deal y el impacto de la guerra sobre
la sociedad americana.
Hasta
fecha relativamente reciente los historiadores han ignorado casi por completo
el impacto de la segunda guerra mundial sobre la sociedad americana, centrando
su atención sobre los aspectos militares del conflicto o sobre las cuestiones
de política exterior que planteó.
Cuando
el conflicto estalló en Europa en 1939, seguían sin empleo 10 millones de
americanos y aunque los organismos del New Deal continuaban funcionando, se
había agotado ya el impulso reformista. Por aquel entonces la reforma social
estaba muriendo a manos de una sólida coalición conservadora en el congreso.
Simultáneamente, la situación europea obligaba tanto al presidente como a los
ciudadanos a desviar su atención hacia la política exterior. Los Estados Unidos
habían movilizado su industria y sus fuerzas armadas incluso antes de 1941. En
septiembre de 1940 fue aprobada la primer ley sobre servicio militar
obligatorio en tiempos de paz y las fuerzas armadas empezaron a reformar sus
efectivos, habilitándose 100 nuevos campamentos militares.
Aun
cuando el gobierno americano era oficialmente neutral, Roosevelt estaba
firmemente decidido a ayudar a Gran Bretaña; la Carta del Atlántico, de agosto
del mismo año, no fue sino una declaración conjunta de los objetivos de guerra
británicos y americanos. Los americanos esperaban entrar en guerra y estaban
parcialmente preparados para ello; aunque el modo en que empezó el 7 de
diciembre de 1941 les sorprendiera. A partir de aquel momento, lo sucedido fue
muy similar a lo que aconteció en Gran Bretaña. El gobierno fue aumentando sus
poderes a fin de controlar al máximo el esfuerzo bélico y movilizar a la
población para una guerra total.
Al
compás del rápido crecimiento de los nuevos organismos gubernamentales y de la
concentración en el esfuerzo bélico, la importancia de los organismos del New
Deal fue disminuyendo. En gran parte, el New Deal ya no era necesario; el
crecimiento de la industria de armamentos y de las fuerzas armadas significaba
que ya no se trataba de encontrar puestos de trabajo para los hombres, sino
hombres para los puestos de trabajo. Pero si el conflicto logró acabar con el
paro, también retrasó, e incluso desvirtuó, importantes reformas sociales.
A
pesar de que algunos liberales mantenían que el mejor modo de ganar la guerra
consistía en llevar más adelante las reformas, pues así merecería mas la pena
defender América, Roosevelt y sus colaboradores dieron prioridad a otros
procedimientos más directos. El congreso, por su parte, no cedió a los intentos
de reforma de la seguridad social y del seguro de desempleo, llegando incluso a
congelar el volumen de la contribución de la seguridad social, aplazando así un
aumento que ya estaba previsto.
Para
el obrero industrial, el beneficio más evidente de la guerra fue la creación de
puestos de trabajo. En 1943 el paro se había reducido a la cifra de 800’000
personas y quienes disfrutaban de un empleo trabajaban y ganaban más que nunca.
Si hubieron de transcurrir cuatro años hasta alcanzar el pleno empleo, parece
razonable pensar que sin el estímulo de la guerra este plazo habría sido aun
mas largo; la guerra triunfó allí donde el New Deal parecía haber fracasado.
A
pesar de que un sector considerable de la población seguía percibiendo unos
ingresos muy bajos, hacía mucho tiempo que los americanos en su conjunto no disfrutaban de un nivel de vida
semejante. El subsiguiente crecimiento de su poder adquisitivo se produjo en un
momento en que se disponía de menos artículos de consumo, y esta situación provocó fuertes tensiones
inflacionistas.
Aunque
parezca paradójico, la escasez y el racionamiento contribuyeron también a la transformación de
los Estados Unidos en una sociedad mas igualitaria.
Los
sindicatos tuvieron que hacer concesiones; durante el período de emergencia
fueron ignoradas las disposiciones relativas a la limitación de la jornada de
trabajo. En febrero de 1943, Roosevelt decretó un mínimo de 48 horas semanales
para los obreros de las fábricas de municiones, si la jornada semanal media se
prolongó hasta 45 horas en ciertas industrias llegó a ser de cincuenta o
sesenta.
Alentados
por las necesidades de la industria militar, los movimientos migratorios de l
campo a la ciudad y del sur al norte y al oeste experimentaron una fuerte
aceleración durante la década de 1940. Pese
a que estas migraciones discurrían
por unos cauces establecidos desde hacía ya
unos 20 años eran muy escasas las zonas
urbanas en condiciones de absorber las tasas de crecimiento sin
precedentes de la guerra. El problema mas acuciante fue el de alojamiento de
los recién llegados; el número de propietarios de inmuebles aumentó de hecho
durante la guerra de 15 millones en 1940 a 20 millones en 1945,pero no todo el
mundo estaba en condiciones de adquirir una vivienda incluso aunque dispusiera
del dinero necesario para ello.
No
cabe duda que la guerra tuvo consecuencias buenas y malas sobre la estructura
social de los Estados Unidos. Por una parte, llevó consigo un pleno empleo
relativo, una redistribución de las rentas, una mayor prosperidad y una
urbanización acelerada; pero, por otra, contribuyó a la súper población de
muchas zonas industriales, a la escasez de viviendas, a una insuficiente
escolarización, al auge de la delincuencia juvenil y a la perturbación de la
vida familiar.
II. Mujeres y otros grupos no privilegiados.
Si
la guerra afectó de una u otra forma a la totalidad de los americanos, para los
grupos minoritarios fue un período de
particular trascendencia.
Tres
millones de mujeres, que en circunstancias normales habrían permanecido en sus
hogares, los abandonaron para ir a trabajar; el número de mujeres empleadas
pasó de 12 millones a más de 16 millones, que paulatinamente fueron
desempeñando tareas tradicionalmente reservadas a los hombres.
Los
efectos de la guerra se dejaron sentir también sobre grupos étnicos y raciales
minoritarios de América, que
participaron así de algunos de sus beneficios. A diferencia de lo que ocurría
en la primera guerra mundial, durante la segunda no se produjeron ataques
histéricos contra los americanos de origen alemán o italiano; tan solo 3000
alemanes y 85 italianos fueron considerados suficientemente peligrosos como para
justificar su detención.
La
gran excepción, sin embargo, fueron los
extranjeros de origen japonés, concentrados en su mayoría en la costa
occidental. El temor al espionaje y a los actos de sabotaje, unido a un
evidente racismo y al resentimiento económico, llevó al pueblo y a las
autoridades de California a solicitar el traslado de los japoneses. En febrero
de 1942, el Presidente Roosevelt accedió finalmente a estas demandas
promulgando una orden por la que se autorizaba al ejército a señalar determinadas
zonas militares de las que podían ser excluidas algunas o todas las personas.
Más de 110’000 japoneses, muchos de ellos nacidos en América fueron reunidos y
llevados a campamentos en las regiones desérticas de Arkansas, Utah, Arizona y
otros estados.
Los
americanos de origen mexicano eran discriminados desde hacia largo tiempo tanto
en la costa occidental como en el sudoeste; al igual que los negros americanos
eran segregados, insultados y forzados a realizar los peores trabajos, pero a
diferencia de los japoneses habían sido incapaces de crear las bases de una
estructura económica urbana. Las necesidades de mano de obra para las fuerzas
armadas provocó que ellos pudieran disfrutar por primera vez de un empleo en la
industria, de tal forma que si en 1941 no había un solo obrero mexicano en los
astilleros de Los Ángeles, en 1944 era superior a 17’000; esto gracias al
acuerdo hecho entre el gobierno de México
y los Estados Unidos, que permitía la importación de trabajadores con
destino a la industria de guerra, pudo el gobierno americano adoptar
determinadas disposiciones en cuanto a la reglamentación de sus salarios y
condiciones de empleo lo que les permitió alcanzar el nivel de vida americano
mínimo.
Para
los 13 millones de negros americanos la experiencia fue muy similar: avances en
algunos terrenos entremezclados de violentas explosiones de tensión racial. La
depresión había afectado a los afroamericanos debido a su condición de ciudadanos de segunda clase, lo que
implicaban que eran los últimos contratados y los primeros despedidos. El
porcentaje de negros en paro era aproximadamente el doble de los blancos.
No
cabe duda que durante los años de guerra, los negros hicieron importantes
avances sociales, económicos y políticos, a pesar de los evidentes indicios de
creciente tensión social, hasta el punto de que a menudo la violencia no era
sino resultado de los progresos efectuados.
III. Los problemas de la posguerra: Reconversión,
Conservadurismo y Fair Deal.
La
totalidad de los americanos, pero en particular los grupos minoritarios,
esperaban al fin de la guerra con cierta
ansiedad, muchos de ellos temían la vuelta al desempleo masivo ante la
perspectiva de una súbita y masiva desmovilización unida a un drástico descenso
de la producción.
Son
varias las razones que explican esta transición comparativamente indolora de la
guerra a la paz. Una de ellas fue la rápida reconversión de la producción de
material de guerra a la de artículos de consumo, alentada por las reducciones
de impuestos y la supresión de controles y el mantenimiento de un elevado nivel
de gastos gubernamentales.
El
verdadero problema de la posguerra fue la inflación, no la depresión. Bajo la
presión del Congreso, en 1946 el Presidente Truman suprimió a regañadientes la
totalidad de los controles de precios, a excepción de los que recaían sobre los
alquileres, el azúcar y el arroz.
Aun cuando la segunda guerra mundial no fue
seguida de un estallido de histeria y de xenofobia de la intensidad del de
1918-19, había signos evidentes de creciente intolerancia y conservadurismo.
Truman
alcanzó inesperadamente una considerable victoria sobre su contrincante
republicano en las elecciones de 1948, y lo hizo con la ayuda, entre otras, de
la mayoría de los votantes negros. El Presidente interpretó su victoria como un
mandato popular a favor del liberalismo y como un rechazo del conservadurismo
del Congreso. Truman presentó al Congreso un programa legislativo destinado a
llevar adelante el New Deal y a dar a todos y a cada uno de los americanos un Fair Deal, un trato justo. Las medidas
del Fair Deal comprendían una
legislación sanitaria a escala nacional, una ley de derechos civiles,
disposiciones relativas a la construcción estatal de viviendas, subsidios
agrícolas y controles de precios y de salarios.
La
coalición que se había formado en el Congreso entre los republicanos y los
demócratas conservadores reaccionó alarmada contra las propuestas del
presidente, al que acusaron de pretender aumentar la autoridad a costa de los
estados y recurrir a métodos totalitarios. El Congreso bloqueó el proyectado
plan de subsidios agrícolas y también el de seguro de enfermedad. A pesar de
todo, Truman consiguió elevar el salario mínimo de 40 a 75 centavos por hora.
En 1949 el Congreso promulgó también una ley de la vivienda que preveía la
construcción de 800’000 viviendas financiadas por el estado. No fue sólo en
1949 el año de las dificultades legislativas de Truman, sino también aquel en
que se produjo la primera recesión grave desde el final de la guerra; una
reducción de los impuestos, con el consiguiente aumento de los gastos de
consumo, atajó este descenso pero factor de mayor influencia en la recuperación
fue el incremento del gasto estatal resultante del comienzo de la guerra en
1950.
IV.- La guerra fría, la guerra de Corea y el
McCarthysmo.
Una
de las consecuencias más importantes de la segunda guerra mundial fue la
conversión de los Estados Unidos de una gran potencia en la gran potencia. En
tanto que los restantes participantes habían quedado devastados por el
conflicto, los Estados Unidos sufrieron perdidas insignificantes. El pueblo
americano era más rico y estaba mejor alimentado que cualquiera de los pueblos
europeos, al mismo tiempo, América era la más poderosa potencia militar del
mundo.
Solamente
los Estados Unidos podían llenar el vacío de poder producir en el panorama
político por la división y el debilitamiento de Europa y la extensión de las
fronteras de la URSS; pero los americanos carecían de una clara visión de lo
que significaba su nuevo papel, por lo que transformaron el anticomunismo
dentro y fuera de sus fronteras en una ideología, surgiendo así la guerra fría.
El
gobierno americano abandonó deliberadamente la política de colaboración con la
URSS, rechazó la noción de esferas de influencia en Europa Oriental y trató de
imponer el concepto de democracia americano con el fin de aumentar su propio
poder político y económico. Rusia, debilitada por la devastación de la guerra y
más preocupada por su seguridad que por la expansión, temía que América se
empeñara en una política de dominación ideológica y militar; los americanos, y
la mayoría de sus aliados europeos, pensaban que la URSS pretendía la ruina del
capitalismo y la imposición del comunismo en todo el continente. El temor
sirvió de base a la guerra fría y su prolongación.
En
1950 con ocasión de la invasión de Corea del Sur desde el Norte, Truman envió
tropas americanas al mando del general Mac Arthur para auxiliar a los
surcoreanos; a ellas se unirían más tarde fuerzas de las naciones unidas en una
guerra que había de prolongarse por espacio de 3 años.
El
paso de la guerra fría a la caliente de Corea contribuyó a crear una atmosfera
en la que las acusaciones indiscriminadas de McCarthy no sólo tuvieron
audiencia sino incluso respaldo popular.
El
fin de la guerra de Corea, en julio de 1953, restó mucho impulso a McCarthy.
Sus ataques contra el supuesto espionaje en las fuerzas armadas, en diciembre
de 1953 y enero de 1954 fueron televisados, lo que precipitó su caída; en
diciembre de 1954, el Senado le censuró por su conducta acabando así con su
carrera. Murió en 1957.
V.- Eisenhower y el conservadurismo de la década de
1950.
La
estrecha cooperación entre el gobierno y las empresas, que se había
desarrollado durante la segunda guerra mundial se intensificó durante la
administración Eisenhower. La mayoría de los miembros del gabinete eran hombres
de negocios. Habida cuenta de las estrechas relaciones entre los industriales y
el gobierno, a nadie sorprendió que la administración favoreciera a los
empresarios. Los impuestos que gravaban a las grandes compañías fueron
reducidos en 1954.
VI.- Los orígenes del nuevo movimiento a favor de los
derechos civiles en la década de 1950.
La
elección de Eisenhower en 1952 y el final de la guerra de Corea un año mas
tarde marcaron el fin de una era en materia de derechos civiles y el comienzo
de otra. En la línea de sus anteriores sentencias, el Tribunal Supremo proclamó
en 1954 que la segregación en las escuelas públicas era anticonstitucional; un
año después ordenaba que la integración en las escuelas había de efectuarse con
la mayor rapidez posible.
La
explosión de protesta de los negros significó un cambio radical en la imagen
que los afroamericanos tenían de si mismos y del lugar que ocupaban en América.
En vez de esperar pasivamente la reforma, ahora la exigían. Su actitud hizo de
las relaciones raciales una cuestión que ningún partido podía desconocer.
VII.- La sociedad americana a mediados del siglo XX.
Para
América, los años 50 fueron años de paz y de relativa tranquilidad. Las
transformaciones provocadas o aceleradas por la segunda guerra mundial se
afirmaron a partir de 1945, al tiempo que algunos factores exteriores
contribuían a los progresos económicos y sociales de los Estados Unidos.
Uno
de los cambios más espectaculares se produjo en la población. En 1940 contaron
con 123 millones de habitantes y en 1960 con 179 millones. La razón de esta
sorprendente expansión era simplemente el crecimiento del índice de natalidad y
la disminución del índice de mortalidad.
Eran
cada vez más numerosos los que abandonaban el campo por la ciudad. En 1960, un
70% de la población vivía en las grandes ciudades. Muchas grandes ciudades
comenzaron a extenderse, fundiéndose unas con otras; en 1960 se habían
configurado 3 áreas urbanas bien definidas: Chicago-Detroit,
Boston-Washington-Nueva York y San Francisco-Los Ángeles.
Los
cambios producidos en la post-guerra trajeron también consigo numerosos
inconvenientes. La automación desplazó de la industria a muchos obreros que,
carentes de cualificación, tuvieron dificultades para encontrar nuevo empleo,
más de un millón de trabajadores perdieron su puesto de trabajo.
La
segunda guerra mundial acabó con la depresión, creando las bases de la
prosperidad de los tiempos de paz. Muchos de los acontecimientos causados por
la guerra se prolongaron una vez terminado el conflicto. El mandato de
Eisenhower fue una etapa en la que se consolidaron los avances del pasado y se
redujeron las tensiones. Si los años 50
fueron años de prosperidad, también lo fueron de aplazamiento.
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